sábado, 26 de enero de 2008

Decepcionante Clayton

¿Qué se hace cuando una de las películas mejor valoradas de la temporada no te ha impresionado precisamente?

Lo primero de todo es echarle la culpa al momento. Mal día para ver esa película, mala hora, mala sala de cine; si hubieras ido a otro cine, a otra hora y en otro momento de tu vida en el que tuvieras un estado anímico diferente, seguro que la hubieras disfrutado.

Pero desengáñate, eso no va a ser posible. Las películas tan solo se ven en un momento determinado por primera vez. Así que, aunque la vuelvas a ver, la primera impresión es la que cuenta y con esa te quedas.

Después, decides pensar que no la has entendido. Quizá tenía una ciencia demasiado elevada para tu cerebro mediocre, quizá es que habla de temas demasiado complicados, quizá no acabaste de pillarle el truco o la gracia a la película.

Y finalmente decides pensar que es que has oído tan buenas críticas de ella, te habías creado tantas buenas expectativas que ya fuiste al cine con la intención de que te gustara. Y no te gustó.
Y una mezcla de todo ello es lo que me ha sucedido con Michael Clayton.

Michael Clayton, dirigida por el debutante Tony Gilroy (ya conocido como guionista de la saga de Bourne) y protagonizada por George Clooney, Tom Wilkinson y Tilda Swinton (nominados los tres para los Oscars) es un thriller-drama con corrupción, manipulación y denuncia social incluidas.
Pero, aunque el Entratainment Weekly asegura que “te hace sentir como si nunca hubieras visto nada de esto antes”, lo cierto es que a mí me pareció todo lo contrario. No solo es un tema muy visto, muy manipulado, muy usado y muy querido por el cine, sino que incluso se puede decir que en Michael Clayton se ahorran (o más bien, se comen) una parte prácticamente vital que es la demostración de los hechos, enseñar al espectador qué es eso que ha hecho la empresa corrupta y no basarse en meras conversaciones y papelitos que demuestran bla, bla, bla. Con esto tampoco me refiero a que lo que se ha de hacer en este tipo de películas es enseñar vísceras, gente moribunda y pobres de África. No. Pero, sin llegar al extremo de ser morboso, se puede dar a entender o enseñar sutilmente sin que quede como un simple trabajo de oficina.

Luego está el hecho original de llamar a la película como su protagonista. Se rompieron el coco. Es que si por lo menos Clayton tuviera algo destacable, pero no, es un personaje que no es ni policía ni abogado, es un “arreglador” (que aún sigo sin saber qué significa eso), y no tiene vida personal. Y la actuación de George Clooney… va acorde con su personaje; si este no es lucible, Clooney no se puede lucir.

Quizá lo único destacable son los otros dos personajes que configuran la historia, Arthur Edens, interpretado por Tom Wilkinson, y especialmente la bruja Karen Crowder, a la que da vida magníficamente Tilda Swinton (últimamente especializada en malas como ya la hemos visto en Las Crónicas de Narnia). Gracias a ellos dos, y en especial gracias a la despiadada y neurótica Karen es por lo que la película quizá merezca un poco la pena.

Básicamente lo que la película intenta es dar una lección a los malos y apoyar fielmente la integridad moral y las buenas acciones por encima de la corrupción. Que sí, que es muy buena idea y muy buena moraleja, pero da la sensación de que ahí se queda, como si ese tipo de cosas sólo pasaran en las películas.

A partir de aquí, posibles Spoilers:

El personaje de Clayton resulta bastante vació. Siempre intenta dejar un margen y no involucrarse en exceso con ninguno de los personajes, y ni siquiera hay una especial unión, ni profesional siquiera, entre él y Arthur Edens.
Es como si Michael Clayton navegara sólo por la película.
Y, sobre todo, es especialmente llamativa la relación con su hijo, llamativa porque poco más y no existe. Su hijo sale en un par de escenas, tres como mucho, no aporta absolutamente nada a la trama y desde luego no nos da la oportunidad de conocer la personalidad y los sentimientos más profundos de Clayton. Y qué decir de su hermano. Que sale en dos escenas del final y más que aclarar las cosas, confunde al espectador.
La forma de narrar también es liosa, porque, aunque siempre resulta vistoso eso de usar el flashback, no se sabe que ha pasado con la historia del comienzo (que luego resulta ser el final), esa historia del cliente famosísimo que atropelló a un peatón, huyó, y pretendía que los abogados, o el “arreglador” le ayudaran. Vale, pero, ¿a qué viene esa historia si no se va a aclarar?

Y el final. Ese final que a los críticos tanto les ha gustado. Michael Clayton (la película, pero también el personaje… esos son los líos que se producen cuando protagonista y film se llaman igual) acaba bien, muy bien, para los buenos. Y a mí, personalmente, no me suelen gustar los finales tan estupendos, tan “fueron felices y comieron perdices”. Esto ya es algo personal que en realidad no es objetivo por lo que pueda decir “por esto es un mal final”, pero sí que influye en mi opinión generalizada de la película.

Total
Lo mejor: sin lugar a dudas, Tilda Swinton. También ayuda Tom Wilkinson.
Lo peor: Michael Clayton.
Valoración final: 5,5

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ja ja ja ja, yo la verdad al ver que nominarón esta película a la próxima gala de los oscars me impactó tanto como la muerte del joven Heath.
Es una película con un planteamiento flojo, pero que llega a hacerse interesante en ciertos tramos de la historia, pero únicamente tan sólo se trata de una película correcta sin más, no es para nada un film redondo y que merezca muchos premios, pero todo el mundo sabe que un premio no hace a una película buena.
Por cierto he decidio tenerte como una referencia más, pasaré por aquí muchas veces.
Un saludo!!!!

Anónimo dijo...

Definitivamente la película es demasiado para tu mediocre cerebro, saludos!